Con la técnica de mínima
invasión,
médico del IMSS corrige
gastrosquisis
*Se trata de la
exposición de los órganos a través de un defecto en la pared abdominal. * La convalecencia se redujo de
nueve meses a quince días. *El procedimiento no requirió de cirugía ni
anestesia
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Con una novedosa técnica, por primera vez en el Hospital
General de Zona (HGZ) No. 1, del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS),
en Saltillo, se sustituyó una intervención quirúrgica por un procedimiento que
se realizó en cuna, con el cual devolvieron hígado, intestinos, útero, trompas
de Falopio y estómago a una paciente que nació con gastrosquisis, que es
la exposición de órganos intra-abdominales a través de un orificio,
a lado del ombligo.
El sábado 29 de junio nació Amaya con uno de los defectos
congénitos más frecuentes en los recién nacidos: tenía los órganos fuera del
estómago. Se trata de una malformación incompatible con la vida que debe
atenderse en forma inmediata.
El especialista en cirugía pediátrica del Hospital
General de Zona No. 1, Israel Mercado Martínez, explicó que los pacientes que
llegan al mundo en esta condición presentan pérdida de calor, líquidos y son
propensos a infecciones. La corrección, usualmente, implica varias
intervenciones quirúrgicas que conllevan meses de convalecencia, en esta
ocasión se realizó un procedimiento denominado “reducción primaria con
dispositivo,” y gracias a ello la paciente sólo estuvo 15 días internada.
La técnica consiste en meter los órganos en una especie
de bolsa (silo) elaborada de un plástico especial, en forma de tubo con dos
aros flexibles en cada extremo, de cuatro centímetros de diámetro, así como un
cierre sin sutura
En principio se colocan los órganos en la bolsa y
enseguida se introducen en el abdomen por el mismo orificio por donde estaban
expuestos, todo ello se concretó en 30 minutos, aproximadamente.
La pequeña continuó en vigilancia 12 horas para verificar
que las paredes del estómago toleraran la presión. Al pasar este tiempo, el
médico extrajo la bolsa y pegó la piel sin suturar, ni colocar anestesia;
únicamente requirió analgésico y el uso de adhesivos especiales.
Amaya egresó del hospital en dos semanas, una vez que
comenzó a tolerar alimentos y los médicos comprobaron que no corría riesgos.
Este tipo de malformación se presenta en uno o dos
pacientes por cada 3 mil nacidos vivos. Aunque no está perfectamente
comprobado, se asocia a factores como un embarazo precoz, tabaquismo y
alcoholismo durante la gestación, y a aspectos genéticos, detalló el cirujano
pediatra.
“TENÍA MIEDO DE QUE LA
OPERARAN”: MADRE
Adriana, mamá de Amaya, recuerda que en el cuarto mes de
gestación, a través de un ultrasonido realizado en una clínica particular, le
informaron la presencia de una malformación que debía atenderse
inmediatamente al momento del nacimiento.
“Busqué la opinión de diferentes doctores; todos me
decían que iba a requerir cirugía. Comencé a buscar información en internet, vi
videos de la forma en que operaban a los niños y me asusté mucho. No quería que
la lastimaran, el solo hecho de pensar que iban a tener que operarla, que
podría permanecer mucho tiempo internada y que no la iba a poder ver, ni cuidar
como debería me generaba miedo y no tenía dinero para pagar un hospital
particular,” comentó.
A los ocho meses y dos semanas de gestación, Adriana
estuvo dos días internada por un dolor de estómago y justo cuando iba a ser
dada de alta, se reventó la fuente. Por el antecedente de la malformación hubo
necesidad de realizar cesárea.
“Todo fue muy rápido; me bajaron a sala de parto, al
nacer mi hija me la mostraron, vi que estaba bien, después se la llevaron. Me
enseñaron fotos del defecto, en verdad era muy grande, me pidieron que firmara
una hoja de consentimiento, y al día siguiente realizaron el procedimiento”,
relató.
Luego de la intervención, Adriana pudo ver a su hija, el
doctor Mercado le explicó que tenía que esperarse algunas horas para
vigilar que sus intestinos se acoplaran. Comenta que en principio le pusieron
una sonda para extraer el contenido gastrointestinal, después la alimentaron
con catéter, y a las dos semanas empezó a comer vía oral.
“Sinceramente nunca había escuchado de la gastrosquisis,
ni siquiera sabía que podría ocurrir eso, y mucho menos del método utilizado
por el doctor Mercado. Cuando me explicaron el procedimiento me sentí más
tranquila, ya que lo que había visto en internet eran cosas terribles. Lo que
él hizo fue increíble, porque cuando vi a mi hija antes de la intervención,
tenía todos los intestinos afuera y recordé que todos los pediatras me decían
que eso implicaría permanecer hasta nueve meses internada, pero no fue así,
salió en menos de un mes”, detalló.
Dijo que la atención que recibió en el HGZ No. 1 fue muy
buena. Actualmente, Amaya tiene cinco meses y medio de edad, no ha ameritado
seguimiento urgente, ya que su vida es totalmente normal. Únicamente recibe
cuidados para una hernia umbilical residual, la cual, a decir del médico, se da
en la mayoría de los pacientes que son intervenidos de este defecto, y que
alrededor del 70 por ciento de los casos se resuelve a los dos o tres años.
Amaya acudirá a valoración cada dos meses y, conforme a
la evolución que vaya mostrando, se determinará si requerirá o no de otra
intervención a futuro.